viernes, 5 de octubre de 2018

ENTIENDO EL AMOR QUE SIENTES

Porque tanto amó Dios al mundo que dio a su Hijo unigénito
para que todo el que cree en él no se pierda, 
sino que tenga vida eterna. 
Juan 3:16

Tuve una charla con Dios esta semana, ocurrió mientras montaba en bicicleta, de las cosas que más me gusta de hacer este ejercicio es precisamente poder ir acompañada de mi Buen Papá, así que mientras pedaleaba con mucho frío, escuché su amorosa voz que decía: Claudia, sé cuánto amas a Juan Nicolás porque yo también tenía un Hijo Único.

Lo que sentí es inexplicable, Él me estaba diciendo que me comprendía totalmente, de alguna manera se ponía a mi nivel, el Rey Todopoderoso sabe de mi amor por mi hijo, hasta hoy el único, y eso nos fue llevando en un diálogo de amor, comprensión y gozo; gozo de saber que Él entiende que cada decisión que desde hace más de 8 años he tomado ha sido movida, en gran parte por amor a mi niño.

No me arrepiento de ningún esfuerzo, sacrificio o privación que redundó en tener más tiempo con mi hijo, ha valido la pena cada momento que he dejado de ser Claudia para ser la mamá de Nico. Si estuviera en mis manos, una y otra vez elegiría ser su mamá, él es la manifestación del amor de Dios para mí cada día, su singularidad me hace feliz, su modo de hablar me lleva a pensar que es posible ser distinto sin que eso sea malo, cada abrazo suyo llena mi tanque emocional, cada vez que me dice que soy hermosa lo creo, su amor no dejaría que me mintiera.

Sin embargo, hay algo que marca la diferencia entre mi amor por Juan Nico y el Amor de Dios, Él, amando con todo su corazón a Jesús, decidió entregarlo para ganar más hijos, sacrificó la relación perfecta para ganar a muchos, entregó lo más preciado pensando en el amor que todos los demás necesitábamos. Yo no me siento capaz de entregar a mi hijo y saber que Dios sintiendo el mismo amor, no se aferró a eso sino que lo dio para que nosotros hoy pudiéramos tener la potestad de ser llamados hijos suyos, me muestra cuán fuerte es lo que siente el Padre Celestial por mí.

Ahora, gracias a su entrega, tú también puedes ser hijo de Dios, no por voluntad humana sino porque en su infinita misericordia te escogió para pertenecer a su familia convirtiéndote en coheredero con Cristo. Por eso, habla hoy con Dios y agradece su Amor, reconócelo como tu Señor y Salvador, haz una oración y declara que por fe ahora eres hijo de Dios y que quieres vivir en su familia para siempre sabiendo que ahora eres perdonado y tienes la oportunidad de estar con Él toda la eternidad.








SIN MIEDO

Cuando siento miedo,  pongo en ti mi confianza Salmo 56:3 Aún en medio de las batallas, David seguía alabando a Dios y tenía el tiempo para ...