viernes, 24 de agosto de 2018

NO ERES TÚ, ES ÉL


Pero por la gracia de Dios soy lo que soy,
y la gracia que él me concedió no fue infructuosa.
Al contrario, he trabajado con más tesón que todos ellos,
aunque no yo, sino la gracia de Dios que está conmigo. 
1 Corintios 10:15

Pablo sabía que no era merecedor de nada, creía que no tenía derecho a ninguna consideración de parte de Dios; era tan humilde como para aceptar que lo mucho o poco que recibía simplemente era la manifestación de la gracia del Señor a su favor.

Ahora piensa en ti, en tus fuerzas no podrías ser nadie, ni siquiera el anhelo por ser buena persona podría llevarte a lograrlo; lo que consigues, tienes, haces, aprendes o enseñas es tan solo la gracia de Dios actuando para tu beneficio. La gracia es un don de amor que Dios te regala porque quiere, Él decide hacerlo, de hecho, no hay nada que puedas hacer para impresionarlo y lograr más gracia, tampoco hay algún error tan grande que te separe irremediablemente de Él, no es por ti, es por Su gracia.

Eso te hace libre de la carga de enfrentar las luchas en tus fuerzas, debes reconocer que no tienes lo suficiente para salir vencedor, es verdad que debes seguir esforzándote por ser ese hijo de Dios que le ama y obedece, pero nunca olvides que es Su gracia lo que te permite permanecer en pie, admite que solo podrías llegar a ser útil porque Él así lo dispone, Pablo dice que se esforzaba pero en realidad no era su esmero lo que le permitía alcanzar la victoria sino la gracia de Dios que estaba con él.

Si lo que hoy sucede es que has sido indiferente al Señor o te equivocaste y dañaste tu relación con Él, te has alejado o batallas con un pecado que sientes que no puedes dejar, ve en oración a tu Padre, apela a Su gracia, recuerda que es inagotable, no hace acepción de personas y está a libre disposición de quienes decidan acercarse en arrepentimiento. 

No temas el juicio, Dios tiene más misericordia que sed de justicia cuando buscas Su Presencia.

viernes, 10 de agosto de 2018

LIBRES POR LA VERDAD


Jesús se dirigió entonces a los judíos que habían creído en él, y les dijo:
―Si se mantienen fieles a mis enseñanzas, serán realmente mis discípulos; y conocerán la verdad, y la verdad los hará libres. 
Juan 8:31-32

Una vez has aceptado a Jesús como Señor y Salvador lo que debe seguir es que tu caminar empiece a evidenciar esa nueva determinación, un día resuelves vivir para agradar a Dios y es ahí donde empieza el reto de la obediencia constante, no porque te conviertas en perfecto o infalible sino porque en adelante serás más consciente de tus decisiones y siempre te va a importar qué dice el Padre Celestial al respecto, eso sería lo más coherente. 

Por eso Jesús le hablaba así a los judíos que ahora creían en Él, no le hablaba a ateos convertidos sino a conocedores de las Escrituras que apenas ahora empezaban una vida de convicción y no de religión, muchos han escuchado hablar de Dios y dicen creer en Él pero de una manera superficial, sin compromiso y lleno de rituales, sin aceptar que son pecadores y necesitan constantemente de la gracia del Padre que solo a través de Cristo pueden tener. Ahora, estos judíos se habían decidido por Jesús, lo que venía a continuación era permanecer. 

Mantenerse fiel no siempre es fácil porque la naturaleza pecaminosa sigue ahí, ser leal al Señor es un caminar diario tomado de la mano de Jesús, atento a las luchas que vives y dependiendo del amor de Dios y cuando te equivocas, no esperas para ir donde el Padre en arrepentimiento a buscar su perdón, te acercas con la tranquilidad que en Él no hallarás juicio ni condenación, Él no desprecia un corazón humillado.  

Recuerda que cuando dices que eres un seguidor de Jesús, tus acciones lo demuestran, no es necesario decirlo porque tu testimonio da cuenta de tu fe, es eso lo que te permite ser libre, libre del pecado que antes te dominaba. La libertad que te da la Palabra de Dios consiste en que tu carne ya no determina tu vida sino que ahora eres libre y nada te esclaviza, ni siquiera tú mismo.




lunes, 6 de agosto de 2018

JUSTIFICADOS


En consecuencia, ya que hemos sido justificados mediante la fe, tenemos paz con Dios por medio de nuestro Señor Jesucristo. También por medio de él, y mediante la fe, tenemos acceso a esta gracia en la cual nos mantenemos firmes. Así que nos regocijamos en la esperanza de alcanzar la gloria de Dios.
Romanos 5:1-2

Tu fe te ha puesto nuevamente en paz con Dios, debes tener claro que la salvación no es por obras, tú no podrías ser tan bueno como para alcanzar el favor de Dios, no es por lo que tú hagas sino por lo que Cristo hizo en la Cruz, eso te quita un gran peso de encima porque intentar vivir en tus fuerzas para agradar o para pagarle a Dios solo traerá una carga que es imposible de llevar. En cambio, cuando aceptas el sacrificio de Cristo a tu favor, esa convicción te justifica delante del Padre y te permite vivir libre.

Jesucristo es el mediador perfecto y su entrega fue suficiente, tus obras son solo el reflejo de lo que el Señor hace en tu corazón pero no son el medio para ir al Padre. La Sangre de Cristo te acerca a la gracia que debe ser tu esperanza, es realmente confiar en la salvación real y práctica de Dios, esa seguridad que puedes vivir día tras día, puedes andar en libertad porque el Hijo te liberó de la pesada carga que llevabas producto de tu indiferencia a Dios.

Ahora es distinto, confesar que Jesucristo es tu Señor y tu Salvador es suficiente para que puedas relacionarte con el Padre, cuando te mire, verá el sacrificio de su Hijo y se acerca amorosamente porque las cuentas están saldadas, lo que te separaba de Él ha desaparecido, es hora de vivir tu relación con Dios, acepta lo que Jesús hizo por ti y clama al Padre, si aún no has declarado que Jesús gobierna tu corazón es hora de decírselo, ora dando gracias porque Su muerte te dio vida, vida eterna. Entrégale el control y descansa en su perfecto amor.

SIN MIEDO

Cuando siento miedo,  pongo en ti mi confianza Salmo 56:3 Aún en medio de las batallas, David seguía alabando a Dios y tenía el tiempo para ...