miércoles, 26 de julio de 2017

¿CUÁNTAS? MUCHAS, MUCHAS, MUUUUCHAS VECES


Pedro se acercó a Jesús y le preguntó:
―Señor, ¿Cuántas veces tengo que perdonar a mi hermano que peca contra mí?
¿Hasta siete veces?
―No te digo que hasta siete veces, sino hasta setenta y siete veces
—le contestó Jesús—.
Mateo 18:21-22

Puede ser que ya hubieras leído o conocido este pasaje, pero vale la pena analizar un poco más para entender y poder aplicarlo a la vida diaria. Es más, creo que tú sabes que debes perdonar, Pedro también, incluso quiso dejar claro que estaba dispuesto a hacerlo no una ,sino hasta siete veces, consideraba que eso era lo suficiente para dejar claro que estaba dispuesto a obedecer. Sin embargo, Jesús le responde que no hay límite para el perdón, realmente es eso lo que quiso decir cuando menciona setenta veces siete.

Lo relevante acá no es el número de veces, la idea no es que empieces a llevar un registro de las ofensas y las veces que perdonas para ver cuándo se cumple el cupo de las setenta veces siete, en realidad Jesús quiere que sepas que el perdón no se niega, que debes tener un corazón dispuesto a perdonar siempre. Además queda claro que no va a faltar a quién o qué perdonar, es una constante en la vida, situaciones dolorosas, personas que hacen daño, errores que lastiman pero no es ahí donde debes enfocarte, es en el perdón, ese mismo que el Padre ha tenido para ti, ese mismo ejemplo que recibimos de Jesús pues en medio de la aflicción no esperó a que sus agresores le pidieran perdón, al contrario, clamó al Padre para que los perdonara, suena muy complicado de hacer pero el perdón empieza por dejar los deseos de venganza.

El tema del perdón siempre será vigente, sea porque necesites perdonar o ser perdonado y también aquí la Palabra de Dios tiene la solución, quédate tranquilo porque sin importar cuántos errores has cometido, El Señor tiene perdón para ti y si por otra parte, has sido muy lastimado, entrégale toda tu tristeza a Dios y decide perdonar, seguro que no has vivido una afrenta mayor a la que Él sufrió por ti.



miércoles, 12 de julio de 2017

ES HORA DE AUTOEVALUACIÓN

La mano del Señor no es corta para salvar,
ni es sordo su oído para oír.
Son las iniquidades de ustedes las que los separan de su Dios.
Son estos pecados los que lo llevan a ocultar su rostro para no escuchar.
Isaías 59:1-2

Es probable que en algún momento hayas pensado que Dios no quiere conceder eso que tanto anhelas, esa es la explicación más fácil que puedes dar, sin embargo, de acuerdo al versículo de hoy, es el pecado lo que frena la bendición.
Eso te hace directa y absolutamente responsable de la situación; es bastante común encontrar personas que nunca asumen las consecuencias de sus vivencias y siempre van a encontrar a quien culpar, eso revela gran inmadurez porque lo primero que debe ocurrir es que te hagas una autoevaluación para considerar si en tu corazón hay maldad, rabia, amargura, ira, egoísmo, altivez, autoconmiseración, orgullo o cualquier otra actitud que no permita que Dios en su santidad pueda atender tu ruego.

Es importante que sepas que ante Dios debes ser coherente, es decir, tu conducta debe ser consecuente con tu fe, mucho más con tus peticiones, no puedes pedir que el Padre Celestial tome el control de tu vida si no estás dispuesto a entregar, a soltar, a dejar ir aquello que definitivamente Él ya dijo que no más. Muchas veces sabes qué hacer y qué no pero decides seguir manejando tus asuntos y tu carácter a tu manera y lamentablemente, ese intento será fallido.

Sin embargo, también es bastante alentador saber que Dios tiene mano poderosa para actuar a tu favor, el Señor escucha tu oración, conoce los deseos de tu corazón y nunca va a desechar tus súplicas. Si la situación no cambia no es falencia del Señor, tal vez quien debería cambiar eres tú, es hora de confesar tu errores y aceptar el perdón de Dios, hoy mismo puedes retomar el camino que lleva a la bendición.

Recuerda:
La mano del Señor no es corta y sus oídos escuchan al corazón obediente




SIN MIEDO

Cuando siento miedo,  pongo en ti mi confianza Salmo 56:3 Aún en medio de las batallas, David seguía alabando a Dios y tenía el tiempo para ...