martes, 28 de octubre de 2014

PONE-QUEJAS

Ante Él expongo mis quejas;
ante Él expreso mis angustias.
Salmo 142:2

Cuando a un niño se le dice que es pone-quejas no es un halago, por el contrario, es un defecto porque se le ve como incapaz de arreglárselas por sí solo, es una señal de debilidad, siempre se le pone quejas a alguien mayor.  Frente a tantas dificultades y momentos angustiosos en nuestra vida tenemos a quien ponerle quejas, a quien es superior para ayudarnos, ponemos quejas cuando no somos capaces de enfrentarnos al enemigo y así deberíamos pensar sobre lo que nos sucede, hay situaciones que no podemos manejar y la solución no es quedarnos así no más, debemos tomar acción y en ocasiones la única acción es acudir a Dios y exponer todo lo que nos sucede, expresarle toda nuestra angustia.



Muchas veces hacemos de las personas botes de basura quejándonos, demandando, exigiendo, perdemos tiempo para amarlos y sólo nos concentramos en nuestras exigencias, esto es absolutamente inútil porque nuestros seres queridos no puede ayudarnos simplemente porque son humanos, finitos, limitados como nosotros, en adelante antes de hablar con alguien sobre tus dificultades exponlas delante del Señor y exprésale a Él tu angustia, en Él vas a hallar reposo, paz y seguramente respuesta, luego, con más tranquilidad puedes hablar con alguien más del asunto para que te apoye en oración, ese es el derecho, así funciona mejor, entre otras porque luego de hablar con Dios va a salir mucho dolor y resentimiento para que no contaminemos a los demás.


Existe cierta creencia a pensar que Dios no está interesado en nuestros problemas cotidianos, que únicamente podemos pedirle por esos milagros extraordinarios o por circunstancias serias de la vida, eso no es lo que dice su Palabra, por el contrario, Él está esperando total sinceridad de parte nuestra, absoluta confianza y fe para creer que cada vez que le hablo Él me escucha.

miércoles, 15 de octubre de 2014

¿SED O INCREDULIDAD?

Toda la comunidad israelita partió del desierto de Sin por etapas, según lo había ordenado el Señor. Acamparon en Refidín, pero no había allí agua para que bebieran, así que altercaron con Moisés.
—Danos agua para beber —le exigieron.
—¿Por qué pelean conmigo? —se defendió Moisés—. ¿Por qué provocan al Señor?
Pero los israelitas estaban sedientos, y murmuraron contra Moisés.
—¿Para qué nos sacaste de Egipto? —reclamaban—. ¿Sólo para matarnos de sed a nosotros, a nuestros hijos y a nuestro ganado?
Éxodo 17:1-3

El pueblo de Israel estaba molesto porque no tenía agua, es una molestia, por decirlo de alguna manera, entendible, estaban en medio del desierto, el sol debía ser inclemente, iban caminando, cansados, era normal que quisieran agua, hasta ahí todo parece bien, cuando uno tiene sed pide algo de tomar, sin embargo el verdadero problema es que la falta de agua evidenció su descontento y desconfianza, no era un problema de sed, era un problema de FE.

Esta situación permitió ver la mala disposición que aún había en sus corazones, la sed los hizo violentos e impacientes, lo cual fue evidente en su lenguaje, en su trato a Moisés, en su desafío a Dios; a lo escrito agreguemos la actitud corporal que debían tener: ceño fruncido, manos en la cintura, y volumen de voz alto, lo anterior solo dejaba ver un pueblo desagradecido, amargado e incrédulo.

Eso precisamente es tentar a Dios, no creer en su presencia, su providencia y su promesa, es desafiarlo, es tratarlo de mentiroso, es reducir el poder del Señor a un momento de dificultad, reflexiona acerca de los momentos de sed en tu vida, porque, al igual que el pueblo de Israel, el sediento desafía a Dios, le reclama, deja de creerle, eso no es lo que espera el Señor, Él quiere un corazón que confía en medio del desierto, que no duda por la sed, que espera y cree que llegará la provisión de Dios, que está convencido que Dios lo ha sacado de un lugar para llevarlo a uno mejor.

La próxima vez que estés en el desierto y tengas sed, no pelees con Dios, sé sincero y dile que estás débil y necesitas su provisión y su aliento, sin duda Él responderá, el Señor no sacó a su pueblo de la esclavitud para dejarlo morir en el desierto, igual pasa contigo, Él no te ha llevado al desierto para matarte, sino para formarte.

Por eso, ahora voy a seducirla: me la llevaré al desierto y le hablaré con ternura. Allí le devolveré sus viñedos, y convertiré el valle de la Desgracia en el paso de la Esperanza. Allí me corresponderá, como en los días de su juventud, como en el día en que salió de Egipto...

Oseas 2:14-15

miércoles, 8 de octubre de 2014

CORAZONES GOZOSOS

Esperamos confiados en el Señor; Él es nuestro socorro y nuestro escudo.
En él se regocija nuestro corazón, porque confiamos en su santo nombre.
Que tu gran amor, Señor, nos acompañe, tal como lo esperamos de ti.
Salmo 33:20-23

El regocijo a menudo está asociado con lo bueno que tenemos o nos pasa, es tener el ánimo alegre, casi nunca asociamos el gozo a situaciones adversas, pareciera que dificultad y felicidad no pudieran vivir bajo el mismo techo, sin embargo, el gozo del que nos habla la Palabra de Dios no tiene nada que ver con la comodidad momentánea, la ausencia de problemas ni con la posesión de todo lo deseado.

Gozo, a la manera de Dios es estar seguros de que el Señor está al control de cada detalle de mi vida, es vivir confiados porque independiente de las circunstancias, Papito Dios está con nosotros, es esperar sin ansiedad, es confiar aunque el momento sea difícil.

Si estamos seguros de que Dios es nuestro socorro y nuestro escudo, entonces ¿porqué temer? Nuestra felicidad no está limitada a lo bueno que podemos estar pasándola, sino a nuestra certeza de la presencia del Señor en cada una de las situciones que podemos estar viviendo, gozo es tomar la decisión de estar bien por la seguridad que nos da el confiar en la presencia de Dios en nuestras vidas.

Una de las evidencias de tener un corazón gozoso es la alabanza a Dios sin importar las circunstancias, es reconocer su grandeza, no porque estemos bien, sino porque Él es Dios, es tener momentos de intimidad, más que de queja, es hablar con Él no sólo para pedir, sino para decirle lo mucho que lo amamos.


Gozo es esperar sin ansiedad el tiempo de Dios para responder a nuestra súplica, es tener un corazón tranquilo y confiado en que la voluntad del Señor para nosotros siempre será la mejor, es no desesperarme porque Dios nunca llega tarde, es no sentirnos solos porque el amor del Señor siempre nos acompaña.

viernes, 3 de octubre de 2014

TU ROSTRO PUEDE VERSE HERMOSO

 En la enfermedad, el ánimo levanta al enfermo;
¿pero quién podrá levantar al abatido?
Proverbios 18:14

Muchas veces deterioran más las enfermedades del alma que las meramente físicas, es diferente vivir una dolencia del cuerpo porque el malestar se puede mitigar con medicamentos, terapias o reposo, de hecho si estamos enfermos pero contentos eso mismo se constituye en el inicio de la recuperación. Pero lo que atañe al alma es más complicado, hay días donde no tenemos motivos para sonreir, al menos eso es lo que creemos, vivimos momentos de dificultad, escasez, angustia, ruptura, incertidumbre y nuestro ánimo se debilita, por más esfuerzo que hagamos no encontramos un aliciente para continuar y el desánimo incluso nos lleva a la enfermedad; es curioso porque si estamos enfermos pero animados podemos aliviarnos con más prontitud pero si tenemos salud con un ánimo abatido terminaremos por enfermarnos, el ánimo y la salud podría decirse, tienen una relación cíclica.

Hoy la invitación es a prestarle especial atención a nuestro ánimo, no dejemos que la temporalidad nos quite la visión de los milagros que Dios quiere obrar a nuestro favor, tal vez los asuntos de la vida no estén saliendo bien, sin embargo en el día más oscuro queda una razón para animarse y es ver como el Señor nos permite otro día de vida, podemos respirar, eso de por sí ya es un milagro, dice Proverbios 15:13: “El corazón alegre hermosea el rostro; mas por el dolor el espíritu se abate”, es un secreto de belleza, es el elíxir de la eterna juventud, lo que tanto se ha buscado Dios yo lo había pensado y está a nuestro alcance, entrega tu alma al Señor, confía en su obra, reconoce tus faltas y pídele que entre en tu corazón y haga de ti la persona que quieres que sea, este será el inicio de una relación de amor y confianza que se reflejará en tu rostro.


¿Quieres verte hermos@? Alegra tu corazón con la presencia del Rey.

SIN MIEDO

Cuando siento miedo,  pongo en ti mi confianza Salmo 56:3 Aún en medio de las batallas, David seguía alabando a Dios y tenía el tiempo para ...