miércoles, 12 de julio de 2017

ES HORA DE AUTOEVALUACIÓN

La mano del Señor no es corta para salvar,
ni es sordo su oído para oír.
Son las iniquidades de ustedes las que los separan de su Dios.
Son estos pecados los que lo llevan a ocultar su rostro para no escuchar.
Isaías 59:1-2

Es probable que en algún momento hayas pensado que Dios no quiere conceder eso que tanto anhelas, esa es la explicación más fácil que puedes dar, sin embargo, de acuerdo al versículo de hoy, es el pecado lo que frena la bendición.
Eso te hace directa y absolutamente responsable de la situación; es bastante común encontrar personas que nunca asumen las consecuencias de sus vivencias y siempre van a encontrar a quien culpar, eso revela gran inmadurez porque lo primero que debe ocurrir es que te hagas una autoevaluación para considerar si en tu corazón hay maldad, rabia, amargura, ira, egoísmo, altivez, autoconmiseración, orgullo o cualquier otra actitud que no permita que Dios en su santidad pueda atender tu ruego.

Es importante que sepas que ante Dios debes ser coherente, es decir, tu conducta debe ser consecuente con tu fe, mucho más con tus peticiones, no puedes pedir que el Padre Celestial tome el control de tu vida si no estás dispuesto a entregar, a soltar, a dejar ir aquello que definitivamente Él ya dijo que no más. Muchas veces sabes qué hacer y qué no pero decides seguir manejando tus asuntos y tu carácter a tu manera y lamentablemente, ese intento será fallido.

Sin embargo, también es bastante alentador saber que Dios tiene mano poderosa para actuar a tu favor, el Señor escucha tu oración, conoce los deseos de tu corazón y nunca va a desechar tus súplicas. Si la situación no cambia no es falencia del Señor, tal vez quien debería cambiar eres tú, es hora de confesar tu errores y aceptar el perdón de Dios, hoy mismo puedes retomar el camino que lleva a la bendición.

Recuerda:
La mano del Señor no es corta y sus oídos escuchan al corazón obediente




No hay comentarios:

Publicar un comentario

SIN MIEDO

Cuando siento miedo,  pongo en ti mi confianza Salmo 56:3 Aún en medio de las batallas, David seguía alabando a Dios y tenía el tiempo para ...