Leer: 1 Samuel 1
Ana era una mujer que lo tenía “todo” pero era desdichada por su
infertilidad, en su época el no tener hijos era una desdicha, la esterilidad
era tomada como castigo de Dios por el pecado, una mujer que no tuviera hijos
era considerada inútil, inservible, gravosa.
Ana estaba lastimada porque su esposo tenía otra esposa que pudo darle los
hijos que ella no pudo y esta mujer, Penina, oprimía a Ana, la atormentaba, le
repetía su aflicción, por su parte, Elcana creía ser la solución a la tristeza
de Ana pero sus palabras no ofrecían consuelo a esta mujer, miremos en detalle
este capítulo y veamos que no hay solución afuera de lo que no he resuelto
adentro, es allí donde Dios puede responder
¿QUÉ HACER CUANDO SÓLO DIOS PUEDE HACER ALGO?
1.
ORAR:
Buscar tiempos de intimidad con Dios, tener momentos para conversar con Dios,
hablarle con sinceridad pues Él no se va a escandalizar por nada de lo que yo
pueda decirle, otorgándole a Dios la oportunidad de ver que somos coherentes en
lo que pensamos, sentimos y pedimos, la oración me debe llevar a alinear mis
deseos a los de Dios, no pretender que el acepte todo lo que yo quiero, la
oración me ayuda a encontrar la voluntad de Dios para obedecer.
2.
CAMBIAR
DE ACTITUD: En un principio Ana no comía, hacía pataleta por los insultos
de Penina, pero luego del tiempo de intimidad con Dios cambió su actitud,
seguramente sonrió, dio gracias por los alimentos y los disfrutó, cambió su
semblante, hasta se vería más hermosa, dejó de darle tanta importancia a lo que
decía su rival, Ana se valoró desde antes de ser mamá, no somos por los demás,
Dios te ama porque eres tú.
3.
DISFRUTAR
LA BENDICIÓN: Ana disfrutó el ser mamá pero tenía claro que había hecho un
pacto y no se aferró a lo que Dios había dado, no puso a su hijo en primer
lugar, cumplió sus votos, la bendición no me debe alejar de Dios, hay quienes
se embelesan con los regalos de Dios y le quitan al dador el primer lugar.
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