jueves, 13 de marzo de 2014

DOMINAR LA LENGUA


Así también la lengua es un miembro muy pequeño del cuerpo, 
pero hace alarde de grandes hazañas.
Santiago 3:5

 Hablamos hoy de una parte de nuestro cuerpo pequeña en tamaño pero grande en poder, un recurso que si uso conforme al propósito de Dios es un instrumento de bendición pero que la mayoría de las veces le hemos dado el uso contrario.
Aquel que controla su lengua podrá controlar todo su cuerpo, quien sabe hablar y sabe callar demuestra dominio propio en su andar, no se deja llevar por sus emociones, no es altanero, sabe guardar silencio prudentemente, no es como un caballo que hay que ponerle freno en su boca para controlarlo.

La lengua es un órgano pequeño capaz de controlar todo el cuerpo, un barco tan sólo necesita un pequeño timón y un capitán para ser dirigido, si el capitán falla, habrá naufragio, así la lengua puede destruir todo el cuerpo, a los demás, a las familias, a los grupos de trabajo si no se le da el lugar y el uso que le corresponden.

Pero nuestra capacidad de hablar fue dada por Dios, así que no puede ser mala, por el contrario, el Señor nos dio la el habla para alabarlo, para dialogar con Él, para demostrar amor a los demás, para comunicarnos, para facilitar la interacción, sin embargo, a veces nos empeñamos en convertirla en un mundo de maldad y esa es la tendencia.

Recuerda que luego de una mala palabra tal vez no podamos ya deshacer el daño, pensemos muy bien en lo que vamos a hablar.

Si lo que vas a decir no es bueno, no es verdad, no es necesario y no edifica al otro lo mejor es que te quedes callado.

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