lunes, 9 de febrero de 2015

ORAR, ALABAR, LLAMAR Y CONFESAR

¿Está afligido alguno entre ustedes? Que ore. 
¿Está alguno de buen ánimo? Que cante alabanzas. 
¿Está enfermo alguno de ustedes? 
Haga llamar a los ancianos de la iglesia para que oren por él y lo unjan con aceite en el nombre del Señor. 
La oración de fe sanará al enfermo y el Señor lo levantará. 
Y si ha pecado, su pecado se le perdonará. 
Por eso, confiésense unos a otros sus pecados, y oren unos por otros, 
para que sean sanados. La oración del justo es poderosa y eficaz.
Santiago 5:13-16

Le gente en esta posmodernidad le gusta lo simple, los tips, los trucos, quieren soluciones rápidas y los artículos de revista más leídos tal vez son aquellos que resuelven situaciones cotidianas con consejos sin muchos requisitos, la verdad leí este pasaje y tuve de alguna manera la misma sensación, son soluciones sencillas a situaciones comunes, una vez más se refleja cuánto nos conoce Dios que habla a nuestros corazones de manera que podamos entenderlo.

Ante la tristeza el mejor remedio es la oración, una oración sincera delante del Señor siempre va a alivianar nuestra carga, tal vez la situación no cambie pero cuando entregamos nuestros asuntos a Dios significa que no vamos solos luchando sino que queremos contar con su ayuda. 

En aquellos momentos de felicidad qué bueno no olvidarse de nuestra mayor fuente de alegría: Dios. La alabanza reconoce a Dios, le da la gloria que se merece y aumenta en nosotros el sentimiento de júbilo, cuando venga el tiempo de la bonanza no olvidemos a quien nos consoló en medio del dolor.

Nuestro cuerpo se va desgastando y es imposible evitar el deterioro que en ocasiones resulta en una enfermedad, tenemos recursos humanos, la medicina, para aliviarnos pero también debemos echar mano de los recursos espirituales que Dios provee, en este caso, se nos invita a buscar ayuda en las personas que nos llevan ventaja en la búsqueda y conocimiento del Señor, la oración es poderosa no solo para sanar a los enfermos sino para traer ayuda, consuelo y perdón a quienes han fallado, lo importante es no tener guardados, a Dios no le interesa que cargues a escondidas con errores que pueden ser tratados a la luz de su presencia, busquemos personas maduras espiritualmente, pastores, líderes, hombres y mujeres de Dios que puedan ayudarnos en nuestras debilidades, no siempre hay dedos acusadores, el Señor ha provisto personas llenas de Él que ayudan con misericordia a quienes han caído.

Espero que en adelante pensemos en orar más cuando estemos tristes.
Que nuestra alabanza aumente en los momentos de alegría.
Que en la enfermedad busquemos ayuda y pidamos intercesión.
Que cuando nos equivoquemos confesemos para recibir restauración.
La oración tiene poder, la que hacemos y la que hacen por nosotros

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