En él estaba la vida,
y la vida era la luz de la humanidad.
Esta luz resplandece en las tinieblas,
y las tinieblas no han podido extinguirla.
y la vida era la luz de la humanidad.
Esta luz resplandece en las tinieblas,
y las tinieblas no han podido extinguirla.
Juan 1:4-5
Juan está hablando de Jesús, el Verbo que estaba con Dios
desde la creación y es Dios mismo (Juan 1:1). Jesús es Dios hecho carne para
habitar entre todos, el Hijo dejó su trono, su posición gloriosa para venir a
la humanidad, lo hizo por amor y porque sabía que lo necesitaba. La única
respuesta a los problemas del mundo es Jesús y por eso su Padre lo envió. Jesús
es la fuente de vida para aquellos que sienten que no vale la pena continuar,
dice el versículo de hoy que en Él estaba la vida, no estaba, aún está, sólo
que la vida antes estaba con el Padre y ahora ha descendido para devolver la
esperanza a quien definitivamente se quiere dar por vencido.
Jesús es también luz para la humanidad que vive a oscuras, cuando
uno camina a oscuras lo hace despacio, con duda, se tropieza, tumba cosas, no
encuentra lo que necesita y es ahí donde recurre a una fuente de luz: una vela,
una lámpara, una linterna, hasta el celular, lo que sea pero que alumbre, así
parece que está la gente hoy día, usan lo que sea buscando iluminar sus vidas,
caminan en medio de la incertidumbre y no han encontrado el camino en medio de la
penumbra, divagan y no hallan la luz que prevalece en las tinieblas. Allí donde
hay oscuridad Jesús viene a iluminar, donde no hay salida Jesús abre las ventanas
para que entre el sol, hasta el alma más fría podrá hallar calor cuando recurre
a Jesús, cuando se atreve a decirle que entre en su corazón para empezar a
alumbrar en medio de las tinieblas porque no existen tinieblas que puedan opacar
la Luz.