¿Cómo puede un mortal justificarse ante Dios?
3 Si uno quisiera disputar con él,
de mil cosas no podría responderle una sola.
Profunda es su sabiduría, vasto su poder.
¿Quién puede desafiarlo y salir bien librado?
Él mueve montañas sin que éstas lo sepan,
y en su enojo las trastorna.
Job 2:1-5
Job responde así a su amigo Bildad, un amigo que para este momento tan difícil resultaba poco útil porque su mirada era tradicionalista y consideraba que Job estaba recibiendo su merecido y estaba pagando los pecados de su familia.
Sin embargo en su humildad Job le responde que realmente es cierto que Dios es Soberano y no hay nada que pueda estar oculto a su sabiduría ni a su omnisciencia. Es imposible desobedecer a Dios y pretender que nada pase, resulta inoficioso hacer algo a sus espaldas y creer que la desobediencia no tendrá consecuencias.
Quien intenta discutir con Dios está condenado al fracaso, no hay argumento que pueda sobrepasar su sabiduría, en ocasiones intentas justificar tu pecado, quieres acomodar la situación para hacer parecer menos grave e incluso inofensivas ciertas decisiones que has tomado, pero con el Señor no funciona así, porque su sabiduría es profunda, inmutable e inmarcesible.
La mejor decisión es que le seas sincero, que le pidas ayuda en lo que necesitas, que no intentes excusar tus faltas, no creas que tu manera de hacer las cosas va a resultar mucho más efectiva que hacerlas como Dios espera, cree que realmente el tiene el poder para transformar toda situación de tu vida en una futura bendición, sólo reconoce su señoría y su grandeza.
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