¡Oh Señor, cuán numerosas son tus obras!
¡Todas ellas las hiciste con sabiduría!
¡Rebosa la tierra con todas tus criaturas!
Salmo 104:24
¿Mi testimonio? Sería imposible redactar un documento que lo contuviera en su totalidad porque innumerables son sus obras, sin embargo, me siento frente a este pc a contar quizás el milagro más grande que Dios ha hecho en mi familia….
Mi
nombre es Claudia Vanegas Urrea, soy coordinadora de importaciones en una
empresa de dispositivos médicos y quiero contarles que el 14 de noviembre de
2012 mi papi amaneció indispuesto, lo cual era bastante extraño porque mi padre
siempre había gozado de una buena salud, a sus 68 años era un hombre muy
fuerte, trabajador, siempre sonriente, pero todo cambió a partir de ese día…
horas más tarde mi papá sufrió una crisis hipertensiva y tuvimos que
trasladarlo a la Clínica Medellín, lo hospitalizaron para determinar la causa,
días más tarde nos contaron que debían cambiarle la válvula aórtica y le iban a
implantar un stent debido a la dilatación de la aorta, que tenía tres veces su
tamaño normal, lo operaron el 21 de noviembre y le pusieron válvula biológica,
pero no pudieron hacer lo del stent porque la condición de la aorta no lo
permitía, todo salió muy bien, le darían de alta el 29 de noviembre en la
mañana, pero la noche anterior, mi papi empezó a sentir un calor fuerte en su
pecho y empezó a sentir mucha angustia, mi mami llamó a las enfermeras,
vinieron a auxiliarlo y lo único que él decía era “no me dejen morir”, “yo
todavía no me quiero morir”...
Mi
papá había sufrido una disección aórtica y muerte súbita, así dice su historia
clínica, llamaron a todo el equipo de cirugía cardiovascular de urgencia porque
la situación era crítica, sufrió tres paros cardíacos pero respondió a la
reanimación, aún me parece asombroso que los médicos insistieran una y otra vez
en la desfibrilación pues no había esperanzas de vida médicamente, uno de los
reportes decía que cada vez que lo reanimaron mi papi pedía ver a su familia y
que no lo dejaran morir, cuando lo estabilizaron el médico nos aclaró que la
situación era bastante crítica, había que operarlo de inmediato, las
probabilidades de muerte eran del 70% y cada hora se aumentaban en un 10%...
era media noche… Fue una noche fría, no sólo por la lluvia, sino por la sombra
de la muerte rondando cerca de nosotros, esperamos toda la noche afuera del
quirófano, yo no alcancé a hablar con él antes del procedimiento y le pedía a
Dios una oportunidad más para abrazarlo, para decirle que lo amo, siempre he
tenido excelente relación con mi papi, pero quería volverlo a ver vivo.
Le
cambiaron la válvula biológica implantada hacía casi una semana, por una
mecánica, le hicieron un reimplante de arteria coronaria y vena safena a
coronaria derecha, si un médico lee esto, entenderá lo complejo del asunto.
A
las 7 am salió el cirujano y nos dijo que todo había salido “bien” pero que la
situación era muy delicada, sus palabras fueron: “sigue vivo”, lo cual ya era
de por sí un milagro, pero su estado era muy delicado, estaba en coma inducido,
con el esternón abierto y nos advirtió lo impresionante que iba a ser para
nosotros verlo, ¡cuánto dolor sientes en tu corazón cuando ves así a alguien a
quien amas profundamente!
En
horas de la tarde el doctor que le había practicado la primera cirugía habló
con mi mami, mi hermana y yo y nos dijo, literalmente: “Yo de ustedes no me
preocuparía por el futuro, Hernando se debió morir anoche, aún no entendemos
cómo sigue vivo, ahora sólo estamos esperando que el corazón pare y ya está muy
débil”, de acuerdo a conceptos de personas conocedoras cercanas, era cuestión
de horas para que mi papá muriera… Sin embargo, mi mamá, una mujer de fe,
cuando nos vio llorar por las palabras del doctor, muy erguida, muy fortalecida
nos dice… ¿hijas por qué lloran? Dios me prometió que su papá no va a morir en
este momento, así que no se debiliten, crean.
Mi
papá estuvo 12 días en coma, 12 días donde sólo podíamos visitarlo una hora
diaria, eran minutos donde pude volver a decirle que lo quería, le cantaba
canciones al oído, le hablaba de las muchas cosas que nos faltaba por hacer
juntos, le contaba chistes repetidos que sabía le gustaban mucho, oraba por él,
le ordenaba a la muerte no enseñorearse, aunque no puedo negar que hubo
momentos en que las palabras se agotaron, el dolor era profundo y lo único que
tenía para resistir era a Dios, mi refugio, mi fortaleza, mi Roca Eterna, tuve
que decirle a Dios que le entregaba a mi papá, que renunciaba a cualquier apego
dañino y acepté su paternidad incondicional y eterna.
El
11 de diciembre de 2012 mi papá regresó del coma, una semana después fue dado
de alta y el pasado 1 de enero de 2014 celebramos sus 70 años, yo he leído
muchas veces la historia de Lázaro y cómo Jesús lo levantó de su tumba, sin
embargo pensaba que ese tipo de cosas ya no sucederían, pero lo real es que
Dios tiene el poder para vencer la muerte, lo hizo hace 2.000 años y lo sigue
haciendo hoy, Él está vigente, TOTALMENTE VIGENTE, ESTÁ VIVO.
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