En la
enfermedad, el ánimo levanta al enfermo;
¿pero quién podrá
levantar al abatido?
Proverbios 18:14
Muchas veces deterioran más las enfermedades del alma que las
meramente físicas, es diferente vivir una dolencia del cuerpo porque el
malestar se puede mitigar con medicamentos, terapias o reposo, de hecho si
estamos enfermos pero contentos eso mismo se constituye en el inicio de la
recuperación. Pero lo que atañe al alma es más complicado, hay días donde no
tenemos motivos para sonreir, al menos eso es lo que creemos, vivimos momentos
de dificultad, escasez, angustia, ruptura, incertidumbre y nuestro ánimo se
debilita, por más esfuerzo que hagamos no encontramos un aliciente para
continuar y el desánimo incluso nos lleva a la enfermedad; es curioso porque si
estamos enfermos pero animados podemos aliviarnos con más prontitud pero si
tenemos salud con un ánimo abatido terminaremos por enfermarnos, el ánimo y la
salud podría decirse, tienen una relación cíclica.
Hoy la invitación es a prestarle especial atención a nuestro
ánimo, no dejemos que la temporalidad nos quite la visión de los milagros que
Dios quiere obrar a nuestro favor, tal vez los asuntos de la vida no estén
saliendo bien, sin embargo en el día más oscuro queda una razón para animarse y
es ver como el Señor nos permite otro día de vida, podemos respirar, eso de por
sí ya es un milagro, dice Proverbios 15:13: “El corazón alegre hermosea el
rostro; mas por el dolor el espíritu se abate”, es un secreto de belleza, es el
elíxir de la eterna juventud, lo que tanto se ha buscado Dios yo lo había pensado
y está a nuestro alcance, entrega tu alma al Señor, confía en su obra, reconoce
tus faltas y pídele que entre en tu corazón y haga de ti la persona que quieres
que sea, este será el inicio de una relación de amor y confianza que se
reflejará en tu rostro.
¿Quieres verte hermos@? Alegra tu corazón con la presencia
del Rey.
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