miércoles, 8 de octubre de 2014

CORAZONES GOZOSOS

Esperamos confiados en el Señor; Él es nuestro socorro y nuestro escudo.
En él se regocija nuestro corazón, porque confiamos en su santo nombre.
Que tu gran amor, Señor, nos acompañe, tal como lo esperamos de ti.
Salmo 33:20-23

El regocijo a menudo está asociado con lo bueno que tenemos o nos pasa, es tener el ánimo alegre, casi nunca asociamos el gozo a situaciones adversas, pareciera que dificultad y felicidad no pudieran vivir bajo el mismo techo, sin embargo, el gozo del que nos habla la Palabra de Dios no tiene nada que ver con la comodidad momentánea, la ausencia de problemas ni con la posesión de todo lo deseado.

Gozo, a la manera de Dios es estar seguros de que el Señor está al control de cada detalle de mi vida, es vivir confiados porque independiente de las circunstancias, Papito Dios está con nosotros, es esperar sin ansiedad, es confiar aunque el momento sea difícil.

Si estamos seguros de que Dios es nuestro socorro y nuestro escudo, entonces ¿porqué temer? Nuestra felicidad no está limitada a lo bueno que podemos estar pasándola, sino a nuestra certeza de la presencia del Señor en cada una de las situciones que podemos estar viviendo, gozo es tomar la decisión de estar bien por la seguridad que nos da el confiar en la presencia de Dios en nuestras vidas.

Una de las evidencias de tener un corazón gozoso es la alabanza a Dios sin importar las circunstancias, es reconocer su grandeza, no porque estemos bien, sino porque Él es Dios, es tener momentos de intimidad, más que de queja, es hablar con Él no sólo para pedir, sino para decirle lo mucho que lo amamos.


Gozo es esperar sin ansiedad el tiempo de Dios para responder a nuestra súplica, es tener un corazón tranquilo y confiado en que la voluntad del Señor para nosotros siempre será la mejor, es no desesperarme porque Dios nunca llega tarde, es no sentirnos solos porque el amor del Señor siempre nos acompaña.

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