lunes, 9 de noviembre de 2015

DAR GRACIAS EN LA VICTORIA

David dedicó al Señor la letra de esta canción cuando el Señor lo libró de Saúl y de todos sus enemigos. Dijo así:
«El Señor es mi roca, mi amparo, mi libertador;
es mi Dios, el peñasco en que me refugio.
Es mi escudo, el poder que me salva,
¡mi más alto escondite! Él es mi protector y mi salvador.
¡Tú me salvaste de la violencia!
2 Samuel 22:1-3

David estaba feliz por la victoria que el Señor le había dado y su actitud fue de alabanza al Señor, este rey reconocía que la victoria no se había dado por su fuerza, porque fuera un buen militar, por su inteligencia sino porque el Señor era quien ganaba por él, muchas veces oras en medio de una situación complicada y recibes respuesta pero olvidas dar las gracias a quien actuó a tu favor, olvidas decirle gracias a Dios y simplemente piensas que has salido bien porque eres muy inteligente en tus decisiones o porque eres muy de buenas. David tenía claro que el Señor era su roca, la roca firme que no le permitía resbalar, que Dios era amparo en medio de las dificultades, que era su libertador cuando parecía que sus enemigos le quitaran la libertad.

Es real, Dios es refugio para quienes viven batallas que parecen imposibles de ganar, cuando ya no quedan fuerzas, cuando te sientes incapaz de seguir peleando, papá Dios es tu escudo protector y el poder que te salva, si estás en medio de una gran pelea clama al Señor por su poder y si ya has ganado dobla tus rodillas y dale las gracias. Sólo Dios tiene el poder para enfrentar lo que estás viviendo y sólo Él merece la honra por las veces que has ganado.

El Señor es confiable, es escudo protector, es quien no deja que te hagan daño, sólo Él escucha tu clamor y responde porque tiene poder para salvar, vale la pena entregar todas tus peticiones a quien creó todo de la nada, a quien salva de las muchas aguas, a quien reconoce y bendice las obras de sus hijos, a quien salva a los afligidos, Él alumbra tus tinieblas, te da firmeza para que en medio de las alturas permanezcas firme, siempre está dispuesto a despejar tu camino y es quien puede librarte cuando el violento quiera atacar.

¡Entrega tus batallas al Señor y no olvides alabarlo cuando te de la victoria!






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