jueves, 5 de noviembre de 2015

NIÑOS MIMADOS = ADULTOS ALTANEROS

Adonías, el hijo que David había tenido con Haguit, era un joven bien parecido. Había nacido poco después que su hermano Absalón. David nunca había corregido a Adonías ni le había preguntado por qué hacía esto o aquello. Y así, Adonías comenzó a presumir de que él sería el próximo rey de Israel. Preparó carros de combate, soldados de caballería y cincuenta guardaespaldas que lo protegieran. Además, buscó el apoyo del sacerdote Abiatar y de Joab, que era el jefe del ejército, e hizo un trato con ellos. La madre de Joab se llamaba Seruiá.
1 Reyes 1:5-7

La verdad escribir sobre el tema es un tanto incómodo en especial porque no todos los lectores son padres o madres, pero es necesario, tal vez no lo son pero son hijos así que vale la pena.

El rey David estaba próximo a morir, todos lo sabían y lo obvio era que llegara alguno de sus hijos a sucederlo, Adonías no esperó que le hicieran el ofrecimiento sino que por su cuenta organizo su ascenso. Su vanidad le hizo pensar que era merecedor de tal honor, era un muchacho apuesto, según nos dice la Palabra de Dios, tal vez por eso en parte creyó que lo haría muy bien, sin embargo, hay un detalle más adelante que puede ser la respuesta a lo inflado del orgullo de este muchachito: David nunca había corregido a Adonías ni le había preguntado por qué hacía esto o aquello.

¿Cómo? ¡Su papá nunca lo corrigió!

Nunca le puso límites, nunca le demandó explicación por sus comportamientos, lo complejo del asunto es que con preocupación esos padres abundan, ahora estamos frente a la crianza de niños sin disciplina, sin normas, sin tolerancia a la frustración porque muchos papás están diciéndole hoy a sus hijos, tácitamente, que todo lo merecen, que todo les es permitido, que no hay normas que cumplir, parece inofensivo darle a un niño lo que pide, finalmente es un niño y no es hora de amargarle la vida.

¡Grave error! El mensaje que están sembrando es que siempre en su vida obtendrán lo que quieran a cualquier costo, que con pataletas podrán lograr sus objetivos, que no es necesario obedecer a las autoridades, que las normas existen para incumplirlas, que nadie tiene porqué mandarlos. No es exageración, es en los primeros años que se puede formar el carácter de quienes un día serán adultos, hay que educarlos pensando que en el futuro estarán sin sus papás, un niño mimado sufre mucho porque tarde o temprano va a encontrarse con la realidad y es que por fuera del hogar el no es un rey.


La disciplina con amor no hace daño, por el contrario, enriquece, hace mejores personas, forma seres humanos con carácter firme pero con la humildad de someterse, hombres y mujeres recursivos que valoran lo que consiguen con esfuerzo, que un día van a poder tener cargos de dirección y liderazgo porque ellos mismos aprendieron el valor de la autoridad.

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