miércoles, 9 de marzo de 2016

¿TIENES LOS OJOS ABSOLUTAMENTE LIMPIOS?

¿Por qué te fijas en la astilla que tiene tu hermano en el ojo,
y no le das importancia a la viga que está en el tuyo?
Mateo 7:3

Es fácil ser rígido y estricto con los demás pero ser laxo consigo mismo, si tuvieras el mismo nivel de exigencia para ver tus errores y compararlos con las equivocaciones de los demás, descubrirías que el defecto que encuentras en tu prójimo suele ser más pequeño que tu propio error.

Si analizas con más detenimiento, muchas veces lo que más te molesta de alguien es aquello con lo que luchas tú mismo, en realidad lo que estás haciendo es rechazar lo que te disgusta de ti mismo, sólo que no aceptas tus fallas y por eso te resulta más fácil verlas en los otros.

Por eso Dios te llama a hacer una autoevaluación antes de pensar en calificar a los demás, lo ideal es que empieces por ser misericordioso con la equivocación ajena, entiende que estás rodeado de personas imperfectas, siendo tú el primero, por eso, no seas escaso para perdonar y serás el primero en experimentar libertad, Dios te está llamando a amar con paciencia, así que no es un favor que le haces a alguien, es una bendición para ti.

La próxima vez que sientas deseos de acusar a alguien, detente, escudriña tu corazón, piensa si debes pedirle perdón a Dios para haber hecho algo que le desagrada, reconsidera tu conducta y luego, cuando estés libre de error tendrás la capacidad real para corregir al otro.

Mira primero tus ojos... ¿Qué suciedad tienen?







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