sino el que hace la voluntad de mi Padre que está en el cielo.
Mateo 7:21
El amor del Señor es inagotable y su misericordia está disponible para todo el que quiera recibirla, Él no hace acepción de personas y siempre tendrá los brazos abiertos para los que decidan venir en amistad con Él. Sin embargo, la Palabra de Dios es clara respecto a quienes disfrutarán de la presencia del Señor una vez abandonen esta vida temporal; es triste ver cómo tantas personas han descuidado su salvación, suponen contar con Dios pero en su cotidianidad prescinden de Él y su Palabra, lo triste es que su eternidad no será con el Padre Celestial. Podrá sonar duro lo que estás leyendo, pero es la verdad.
Hoy es muy común escuchar expresiones que demuestran supuesta fe: Dios te bendiga, gracias a Dios, si Dios quiere, lo contradictorio es que muchos de quienes las usan no son obedientes para cumplir los Mandamientos que el Señor dejó, la plaga actual es la fe relativa, laxa, abunda el laissez faire (liberalismo) y sin duda eso no es lo que agrada a Dios, tampoco es el camino a la eternidad en su presencia.
No basta con decir que crees en Dios, no es suficiente con ir a la iglesia, te quedas corto con reconocer que hay un Dios, el determinante es la obediencia. La salvación no es por obras, es claro que es por fe en el Hijo de Dios como enviado para redención, pero los frutos de tu vida demostrarán si la fe que has confesado proviene de un corazón sincero o de emociones, religiones o tradición.
Piensa dónde quieres vivir tu eternidad, si ya has reconocido a Jesús como Salvador, vive de acuerdo a lo que dices, un creyente debe reflejar coherencia entre sus actos y sus palabras.
Si aún no lo has hecho, te invito a decirle hoy a Jesús que le reconoces y que aceptas su sacrificio en la Cruz por amor a ti, entrégale tu corazón y empieza a conocerlo a través de la Biblia.
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