En tu
fuerza, Señor,
se regocija el rey;
se regocija el rey;
¡cuánto
se alegra en tus victorias!
Le has concedido lo que
su corazón desea;
no le has negado lo que sus labios piden.
Has salido a su encuentro con ricas bendiciones;
lo has coronado con diadema de oro fino.
no le has negado lo que sus labios piden.
Has salido a su encuentro con ricas bendiciones;
lo has coronado con diadema de oro fino.
Salmo
21:1-3
Permíteme
cambiar el versículo para personalizarlo: En tu fuerza, Señor me regocijo, ¡cuánto me
alegro por tus victorias! Me has concedido lo que mi corazón desea; no me has
negado lo que mis labios te piden.
Tal vez
leyéndolo de esta manera entiendas mejor y puedas celebrar hoy una navidad
dando gracias a Dios por todo lo que este año te ha regalado, no te concentres
en lo que te hace falta, mas bien enfócate en reflexionar sobre las bendiciones
que Dios te ha dado, demos hoy gracias a Dios primero porque Jesucristo
vino a esta tierra a pagar por lo que nosotros hemos hecho, vino también a
vivir lo que como humano vivo así que me entiende plenamente en cada situación
que enfrento.
Hoy es
navidad… ¿sabes qué celebramos? El nacimiento de Jesús, el regalo más grande
que Dios haya podido dar por amor a ti, sin embargo estoy segura que este no es
el único motivo para celebrar y quiero que hoy reflexiones en cada milagro que
hizo Dios este año en tu vida, en tu familia, en tu estudio, en tu trabajo, en
tu casa, en tu salud, toma unos minutos para dar gracias por esos regalos que
no se destiñen, no pasan de moda, no se arrugan, no se venden, no se compran,
simplemente los recibimos de la mano de nuestro buen Dios
¡Feliz
Navidad!
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