lunes, 16 de junio de 2014

LA DICHA DE ESPERAR EN ÉL

Por eso el Señor los espera, para tenerles piedad;
por eso se levanta para mostrarles compasión.
Porque el Señor es un Dios de justicia.
¡Dichosos todos los que en él esperan!
Isaías 30:18

Este capítulo 30 de Isaías es toda una amonestación de Dios a Su Pueblo por su falta de fe que los llevó a poner su confianza en los egipcios y no en Dios, tal vez hoy también el Señor tendría razones para decir que no hemos confiado en Él sino en otros, seguramente no en Egipto pero si en espos@, hij@s, trabajo, dinero, amig@s...

Apartarse de Dios no sólo es delicado por el hecho de alejarme de Él sino porque ello implica aferrarme a otro dios, es desconfiar del Señor y trasladar esa confianza a quien no la merece y no tendría cómo responder.

Confiar en Dios es consultarle cada decisión de mi vida, por minúscula que parezca, es preguntarle qué quiere que yo haga, es confiar sólo en su provisión, es saber que el Señor es el único que puede socorrerme, serme de provecho; dentro de la confianza se incluye el quedarse quieto esperando la respuesta de Dios, somos expertos en orar dándole ideas a Dios sobre cómo solucionar nuestros problemas o llevando a cabo planes que aún el Señor no ha avalado, es intentar presionar las situaciones que Dios no resuelve, por cierto, a quienes ejecutan planes sin la instrucción de Dios los llama “hijos rebeldes” pues hacen alianzas con quienes ignoran el poder de Dios, por eso la mejor decisión que deberíamos considerar hoy para nuestras vida es esperar sin ansiedad la respuesta de Dios, nuestra parte es orar, buscar su Palabra, tener tiempos de intimidad con el Señor, Él se encargará de abrir y cerrar las puertas que sean necesarias. Quedarse quieto significa descansar sin ansiedad mientras Él responde y considerar que el NO y el AÚN NO son dos opciones de respuesta a nuestra oración.

Mientras damos vueltas y nos decidimos por Dios, Él con su ternura nos espera para darnos nuevamente una oportunidad.
Aunque no le creamos, Él siempre va a creer en nosotros y no se cansará de esperar nuestro regreso, no para darnos lo que merecemos, sino para tener compasión, su amor es incondicional, Él sigue siendo fiel a pesar de nuestra infidelidad e inconstancia.

¿Porqué no volver a los brazos del Señor si nuestra dicha la hallamos cuando esperamos en Él?

Recordemos que siempre la mejor respuesta será la que Dios tiene para cada una de nuestras peticiones, simplemente esperemos



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