Por eso el Señor los espera, para tenerles piedad;
por eso se levanta para mostrarles compasión.
Porque el Señor es un Dios de justicia.
por eso se levanta para mostrarles compasión.
Porque el Señor es un Dios de justicia.
¡Dichosos todos los que en él esperan!
Isaías 30:18
Este capítulo 30 de Isaías es toda una
amonestación de Dios a Su Pueblo por su falta de fe que los llevó a poner su
confianza en los egipcios y no en Dios, tal vez hoy también el Señor tendría
razones para decir que no hemos confiado en Él sino en otros, seguramente no en
Egipto pero si en espos@, hij@s, trabajo, dinero, amig@s...
Apartarse de Dios no sólo es delicado por el
hecho de alejarme de Él sino porque ello implica aferrarme a otro dios, es
desconfiar del Señor y trasladar esa confianza a quien no la merece y no tendría
cómo responder.
Confiar en Dios es consultarle cada decisión de
mi vida, por minúscula que parezca, es preguntarle qué quiere que yo haga, es
confiar sólo en su provisión, es saber que el Señor es el único que puede
socorrerme, serme de provecho; dentro de la confianza se incluye el quedarse
quieto esperando la respuesta de Dios, somos expertos en orar dándole ideas a
Dios sobre cómo solucionar nuestros problemas o llevando a cabo planes que aún
el Señor no ha avalado, es intentar presionar las situaciones que Dios no
resuelve, por cierto, a quienes ejecutan planes sin la instrucción de Dios los
llama “hijos rebeldes” pues hacen alianzas con quienes ignoran el poder de
Dios, por eso la mejor decisión que deberíamos considerar hoy para nuestras vida es
esperar sin ansiedad la respuesta de Dios, nuestra parte es orar, buscar su
Palabra, tener tiempos de intimidad con el Señor, Él se encargará de abrir y cerrar
las puertas que sean necesarias. Quedarse quieto significa descansar sin ansiedad
mientras Él responde y considerar que el NO y el AÚN NO son dos opciones de
respuesta a nuestra oración.
Mientras damos vueltas y nos decidimos por Dios, Él con su ternura nos espera para darnos nuevamente una oportunidad.
Aunque no le creamos, Él siempre va a creer en nosotros y no se cansará de esperar nuestro regreso, no para darnos lo que merecemos, sino para tener compasión, su amor es incondicional, Él sigue siendo fiel a pesar de nuestra infidelidad e inconstancia.
¿Porqué no volver a los brazos del Señor si nuestra dicha la hallamos cuando esperamos en Él?
Recordemos que siempre la mejor respuesta será la que Dios tiene para cada una de nuestras peticiones, simplemente esperemos
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