en vez de hacer lo que nos agrada.
Cada uno debe agradar al prójimo para su bien,
con el fin de edificarlo.
Romanos 15:1-2
Muchos de nosotros nos creemos fuertes en la fe, nos vemos como mejores cristianos que las personas cercanas y tal vez lo seamos, pero no debemos quedarnos en nuestra "santidad" sino que debemos apoyar a quienes vemos más débiles en su fe, no tiene sentido seguir engordando nuestro cristianismo sino no hay un proceso de edificación a nuestro prójimo. Apoyar al débil es responder a la agresión con el amor de Jesús, es no pelear con quien maltrata sino entregar perdón aún inmerecido, ese fue el ejemplo de Jesús, Él es mi esperanza, mi aliento en cada actitud y decisión. En la Cruz Jesús no oró por venganza ante la horrorosa e injusta muerte que sufría sino que intercedió por quienes lo mataban, eso es amor por el otro.
Hay algunas maneras prácticas de "apoyar a los débiles", es decir, a quienes consideramos tienen una fe más débil que la nuestra:
- No es necesario tener discusiones para demostrar que tenemos la razón, en ocasiones es mejor ceder como parte del apoyo de quienes aún no están bien cimentados en el mensaje de salvación de Jesús.
- A veces es menester hacer demostraciones de amor a otros que les agraden y alegren el día así creamos que no lo merecen.
- Apoyemos sin importar si estamos o no de acuerdo, tal vez esa palabra de aliento les demuestre que el amor de Dios que vive en nosotros es mayor al orgullo.
- En cuanto esté en nuestras manos hagamos la vida de los demás más fácil, no compliquemos a quienes tenemos alrededor.
- Edifiquemos con nuestro testimonio, recordemos que el ejemplo es la mejor manera de predicar, si hablamos del amor e integridad de Jesús pero nuestras vidas son dobles e inestables generamos desconfianza.
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