Nosotros, colaboradores de Dios, les rogamos que no reciban su
gracia en vano.
Porque él dice:
«En el momento propicio te escuché,
y en el día de salvación te
ayudé.»
Les
digo que éste es el momento propicio de Dios; ¡hoy es el día de salvación!
2 Corintios 6:1
En ocasiones pensamos que Dios se está demorando demasiado en
darnos una respuesta, creemos que tal vez olvidó nuestra petición, que la pasó
por alto o que simplemente está retrasado, eso son suposiciones humanas que
hacemos basados en nuestras capacidades, olvidando la Soberanía del Señor.
Lo bueno es que tenemos la Palabra de Dios que nos recuerda
nuestros errores y a la vez nos da esperanza, hoy encontramos que El Señor es
oportuno para escuchar nuestro clamor. Su misericordia no llega tarde, tampoco
antes de tiempo. Él ya sabe cuándo y cómo va a responder a nuestra oración, lo
mejor es tener paciencia porque Él ya escuchó, el problema es que nosotros no
entendemos el tiempo de Dios porque es perfecto y nosotros no lo somos.
Que nosotros estemos quietos y no estemos viendo la obra no
significa que Dios esté paralizado o que no le interese, Su trabajo es tan
maravilloso y perfecto que sólo hasta que humanamente pueda ser revelado Él
espera para no estropear el proceso.
Dios sabía cuándo debíamos conocerlo.
Dios sabía cuando íbamos a abrirle nuestro corazón.
Dios sabe el momento oportuno para recibir la respuesta.
Dios sabe con cuántos asuntos debemos lidiar hoy.
¡Qué lindo saber que Su proceso no se limita a la salvación!
Dios va más allá, Él quiere cumplir nuestros anhelos más profundos, lo importante es descansar en Él y creer sin dudar que va a seguir
haciendo la obra en nosotros. Vivamos
el día de hoy como lo que realmente es: un regalo del Señor, una oportunidad
para ver su gloria en nuestras vidas, es un día más para disfrutar de su
creación y un día menos para recibir respuesta a lo que tanto hemos pedido
confiando en que es la mejor respuesta porque Su Voluntad es buena, agradable y
perfecta.
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